Los pacientes se preocupan acerca de idoneidad del equipo y la
confiabilidad de la consulta, y tanto pacientes como médicos tienen sus
reservas acerca de las posibilidades de demandas.
Tecnología impersonal:
Existen pacientes y hasta profesionales de la salud que se resisten al
manejo de la tecnología. Esta incidencia
es más común en personas de edad avanzada, sobretodo porque no se domina su
manejo, pero con una cuidadosa
preparación se pueden disminuir estas dificultades.
Organización interrumpida:
La continua creación de nuevas tecnologías y métodos de trabajo llevan
a una especie de interferencias y
preocupaciones acerca de las consecuencias a corto y a largo plazo de la
aplicación de la telemedicina. Se teme
que la tecnología se vuelva obsoleta, que no se tengan las habilidades para su
manejo y que sea necesario realizar
capacitaciones.
La educación y la formación son piezas clave para una aplicación
exitosa de telemedicina. Ambas son
requerimientos que deben ser considerados continuamente a medida que se
va desarrollando el sistema, y se va
contratando personal. Esta capacitación incluye la utilización del equipo, el
proceso de teleconsulta y la elaboración
de los documentos apropiados para estas tareas y para el registro de los
procedimientos de consulta.
Dificultad para el desarrollo del protocolo:
El desarrollo del protocolo a seguir es uno de los más importantes
aspectos al inicio de una aplicación
telemédica, pero también el que lleva más tiempo de realizar. El hecho
que es el resultado de un grupo multidisciplinario y se integran diversos
puntos de vista es una fortaleza, pero la desigualdad de los participantes (p.
e. doctores y enfermeras) y las dificultades logísticas para conseguir un
personal que trabajen en conjunto son
algunas de las debilidades.
Tomado de: http://telemedicinadanielarodriguezacevedo.blogspot.com.co/
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